Cuestión de prioridades.

En la vida hay que tener las prioridades claras. Si todo es importante, nada lo es.


Creo que podemos estar todos de acuerdo en que el bienestar de nuestros seres queridos debería ser una prioridad. Una gran parte de nuestros esfuerzos los dedicamos a proveer seguridad y estabilidad para ellos.


Pero, ¿Qué pasaría si dejásemos de hacerlo? Si, por cualquier motivo ajeno a nuestro control, nos viéramos de pronto en una situación desde la que no fuésemos capaces de hacerlo, nunca más. Es más, ¿Qué sucedería si no pudiésemos ocuparnos ni de nosotros mismos?


En un instante todo puede cambiar. Sin previo aviso.

Ya lo sé, todos pensamos que este tipo de cosas no nos pasarán a nosotros. Pero nada nos lo garantiza. Nada puede anticipar la ocurrencia de un suceso sin precedentes y totalmente inesperado. Los denominados cisnes negros. El término fue acuñado por Nassim Nicholas Taleb en 2007, en referencia al descubrimiento de cisnes que no son blancos. Hasta el siglo XVII nadie en Europa había visto un cisne negro, así que se daba por supuesto que no existían. Pero en el año 1697, un explorador holandés lo avistó en Australia.

Por eso hay que prevenir. Tenemos que hacer lo que esté en nuestras manos para asegurarnos de que estos sucesos y sus consecuencias no causarán daños irreparables. Hay que diseñar (e implementar) un plan. Así que veamos a qué nos enfrentamos.


El suceso en sí mismo puede ser cualquier tipo de accidente sobrevenido, que resulte en la muerte o en un estado de dependencia de terceros, en mayor o menor grado. En ambos casos ya no podremos ocuparnos de nuestros seres queridos. Y en el segundo caso, además, necesitaremos que alguien se ocupe de nosotros.


A partir de ese momento nuestros familiares, cónyuge, hijos, o cualquier persona a nuestro cargo estarán solos. Tendrán que hacer frente a una serie de obligaciones muy importantes.


Por un lado están las obligaciones contraidas antes de la ocurrencia del suceso. Estas pueden ser hipotecas y deudas de cualquier otra índole, como pagos pendientes de tarjetas de crédito, cuotas de préstamos personales, como el de la compra de un coche, etc.


Por otro lado están las obligaciones que irán surgiendo en un futuro, para asegurar la subsistencia de la familia. En un primer momento habrá que ocuparse de trámites burocráticos, asesoramiento legal y retribuciones de profesionales. Después habrá que hacer frente a los gastos corrientes habituales, como puede ser el alquiler, las facturas de electricidad, calefacción, comida, seguros, ropa, combustible, vacaciones y todo lo necesario para la manutención de la familia en el sentido más amplio. Habrá que sufragar los gastos de escolarización de los niños. Y, si además quedamos en un estado de dependencia, habrá que añadir los gastos derivados del cuidado y atención a nuestra propia persona, y posibles costes de adecuación de la vivienda a las nuevas necesidades. Esto puede ser incluso debido a una enfermedad grave, que exija medidas y cuidados especiales.


Para dar algo de contexto a lo expuesto, tengamos en cuenta que en 2022, la pensión por viudedad media en España fue de 780€ al mes. El gasto medio mensual de una familia española en alimentos ronda los 450€, en la factura de la luz los 130€, en un colegio concertado 130€ por niño y si es privado no menos de 550€.


Ahora que sabemos cuáles serán las necesidades, podemos empezar a diseñar nuestro plan, que debería incluir distintas cosas. Podemos asegurarnos de mantener disponible y accesible una cantidad de dinero que permita hacer frente a 6 meses de gastos de nuestra familia. Podemos contratar planes de ahorro diferido, como los planes de jubilación o seguros de vida ahorro. Pero lo que no puede faltar en nuestro plan es una póliza de seguro de vida riesgo.


Es el instrumento más asequible, puesto que permite beneficiarse de una gran suma a cambio de una pequeña prima, y se puede fraccionar el pago mensualmente. Es habitual asegurar un capital de entre 10 y 12 veces el salario anual del cabeza de familia.


Tener un seguro de vida es una forma increíblemente eficiente de protegerse a uno mismo y a nuestros seres queridos. Puede proporcionar seguridad financiera y tranquilidad, sabiendo que hemos tomado medidas para proteger a los nuestros.

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